El Laberinto del Quero

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martes, febrero 20, 2007

Gotitas de Sabidurida: algo que lei por ahi y me gustó y quieros haceros participes

Reconozcámoslo, la sociedad no está preparada para los solteros. Se anima la vida en pareja, lo doble, la compañía. Se penaliza lo singular. Pagas más si te vas de viaje sólo, los yogures van en paquetes imposibles, los rollos de cocina van de seis en seis... aunque últimamente hay raciones para uno... que casi salen al precio de dos (si no me creéis, mirad en la sección de platos preparados de cualquier supermercado). También han surgido negocios en relación con los solteros que intentan darles todo tipo de servicios (viajes, cenas, reuniones) pensados para ellos (más bien, diría yo, para que dejen de ser impares cuanto antes). Me parece una operación de marketing sin más, los solteros suelen tener un poder adquisitivo mayor que el de los casados (menos gastos) y cada día más, son un mercado potencial más amplio... lo que no quiere decir que se les acepte (por dios, si hasta los llaman “singles”, que queda más internacional y cosmopolita, porque ser soltero es algo peyorativo totalmente), un poco como a los gays, que todo el mundo acepta y quiere... y mantiene en barrios muy cool y sofisticados, alejados de los “barrios bien”, no vaya a ser que se pegue algo... pero ese es otro tema...

¿Por qué está tan mal considerado ser soltero? ¿Por qué cuando vas a las reuniones sin acompañante te sientes desplazado? ¿Por qué todo el mundo dice cosas como que “a ver cuando pillas a alguna” o “bonita, se te va a pasar el arroz” (sobre todo en la reuniones familiares)? ¿Por qué sentimos que fracasamos si no llevamos en según que circunstancias a alguien colgando del brazo?

Hoy en día hay que asumir que, visto lo visto en el tema de relaciones, es mucho más que probable que en algún momento todos pasemos a engrosar el número de los que no tienen pareja. Hay quien lo ve como una oportunidad de volver a sus años adolescentes (suelen ser personas emparejadas desde muy jóvenes) y terminan ligando hasta con la fregona de la discoteca... lo que no quita para que en cuanto pueden se echen una novia/o de esos imposibles que los lleva por la calle de la amargura (“no sé vivir si no tengo un tío al lado para doblarle los calcetines”, me confesaba amargamente una conocida en el testimonio de impotencia más extremo que he podido escuchar nunca), hay quien está totalmente amargado por la soltería y se dedica a hablar pestes del sexo contrario, asegurando que sólo quieren dinero, o tetas jóvenes, o una criada o un buen piso (cosas que los interesados no poseen y que ven como la excusa perfecta para explicar por qué están solos), hay quien sale de una relación y se muere por encontrar rápidamente un sustituto más o menos aceptable para no estar sólo. Hay muy pocas personas que aceptan la soltería no como un transito hacia otros estados civiles, sino como una experiencia en si misma.

En cuanto a la actitud de los solteros con respecto a las relaciones, tenemos, además del que ya hemos hablado del deseoso de dejar de estar soltero (es decir, el que busca pareja porque entiende que la vida es mejor si se comparte), el soltero convencido de estarlo, es decir, el que disfruta de su condición, el que le encanta ligar sin compromisos, comer en restaurantes en una mesa para uno y leer en la cama hasta las tantas sin tener que dar explicaciones... lo malo es que en algunas raras ocasiones estos seres tan independientes se enamoran como burros, se emparejan... y son carne de divorcio a corto-medio plazo (y suelen dejar detrás a una ex pareja perpleja con los hábitos de susodicho). En medio de los emparejados-hasta-sin-pareja y los solteros-aunque-estén-casados está el tercer grupo en discordia, los que creen que quieren una pareja pero en realidad se comportan como si quisieran estar solos. Este es un grupo especialmente pernicioso (hacedme caso, si identificáis a algún ser de estos, huid mientras podáis) porque da a entender que lo que desea es una pareja para quererla y cuidarla... y cuando algún/a incauto/a lo cree descubre con el paso del tiempo que es incapaz de mantener el mínimo compromiso necesario para que la relación funcione. Puede ser que tenga alguna adicción que oculta, puede ser patológicamente infiel, puede ser una persona inmadura con su cuerpo, sus relaciones o sus finanzas. El caso es que a la larga, su pareja tendrá que ser su salvadora, la que arregle y perdone los desbarajustes de su vida... si encuentra a una persona dependiente o absurdamente responsable de los que ama, el proceso puede durar años.

¿Y por qué debemos esperar a una pareja que nos complemente? ¿Esperar una media naranja ideal? ¿No sería mejor ser una naranja completa?... Pensemos en que podemos pasar una parte (una gran parte) de nuestra vida en solitario (sin pareja romántica me refiero) ¿no sería aconsejable que intentásemos cubrir nosotros mismos nuestras propias carencias?... No estoy hablando de ser autosuficientes, somos seres sociales que se relacionan entre sí y se necesitan unos a otros, pero a lo mejor sería una buena idea empezar a mirar lo que hay dentro de nosotros (e intentar mejorarlo) antes de buscar alrededor en busca de algo parecido. Posiblemente cuando estemos satisfechos con cómo somos nosotros en realidad, con cómo es nuestra vida y cómo la vivimos, aparezca una persona capaz de apreciar nuestras características y a la que podemos ofrecer lo mejor que tenemos; nosotros mismos al completo.
Después de todo, la compañía que nunca nos va a abandonar en toda nuestra vida somos nosotros mismos, y el viaje más excitante seguramente está en conocernos, mejorarnos y sentirnos orgullosos de cómo somos en cada momento. Ese es el reto.


http://sinopuedesvivirsinm.blogspot.com/2006/09/proud-to-be-single.html